sábado, 6 de noviembre de 2010
No es dolor, no es la insatisfacción, ni tampoco el desamor. Es el saber que nunca podrás ser la persona perfecta para él. Que por más hambre, dolor e inversión en vos misma jamás lográs tu objetivo. Y el llanto no tarda en manchar el acto amoroso que buscabas hace instantes. No hay palabras, porque nadie te entiende, ¿Cómo le explicas a tu acompañante que tu malestar se debe a que tu sed de delgadez nunca es saciada? ¿Cómo le explicas tus frustraciones y tus vanos intentos con tus manos para que no se visualize lo que escondes?. Las escenas se repiten, el entregarte a la excitación del momento se torna tormentoso e imposible. No es que ya no te agrada ese hombre perfecto que yace a tu lado empapado en gotas de amor, es que cada día te atacan con modelos más incalcanzables, y cada segundo sentis que estas más lejos de la perfección, más lejos de ser la única deseada y admirada por el hombre de tu vida.