sábado, 6 de noviembre de 2010

No me juzgues, no me maltrates, solo trata de mirarme, entender el sufrimiento que me agobia. Decime que jamás conoceré la gloria. Denigrame que estoy muerta. Ya no tendré que abrir más puertas. Insultame, golpeame. Ya no pertenezco. Ya no existo. Poco me importa las lágrimas cotidianas que derrocho. Insignificante me es la sangre que derramo por el dolor. Nulo es el dolor del hambre e irreal el sufrimiento de los mareos. Mariposas, hadas, princesas, reinas y doncellas cubren el verdadero gélido y horroroso mundo en el que existo. No existe nada de eso. Me crearon ilusiones en las que caí como la ilusa que siempre fui. Para muchos es fácil decir desde afuera: "querete", "dejalo o morite". Si sólo les cediera mi posición por unos segundos...descubrirían como las calorías y el peso atormentan todo el día, como los espejos buscan castigar las 24 hs y como la comida y las modelos ultra delgadas aparecen a la vez, desorientandote, dejandote confundida, en medio de crisis, llantos, incomprensión. Un comentario puede matarte tal como lo puede hacer una comida grasosa. Una imagen, un suspiro. Una obsesión llamada perfección.